"Ciudades prêt à porter” es un concepto que aplicamos al urbanismo, a la planificación urbana y en la generación de conocimiento, intercambio y debate sobre las ciudades.

El papel de las ciudades intermedias en el nuevo escenario


En el contexto mundial, las grandes urbanizaciones adquieren el mayor protagonismo. Sin embargo, las ciudades de posición intermedia se presentan como territorios más gobernables, de mayor capacidad de gestión y que pueden ofrecer mejor calidad de vida para sus habitantes. En entrevista exclusiva con el arquitecto urbanista catalán Josep María Llop-Torné, abordamos las cuestiones clave en torno a este particular tipo de ciudades: los instrumentos apropiados para administrarlas, gestionarlas e intervenirlas.

¿A qué se denomina “ciudades intermedias”?

Las ciudades intermedias son ciudades que están muy relacionadas y son conscientes de estar en la red amplia de otras ciudades y de sus territorios: las define su función, su posición y su doble capacidad de ser medio y de estar en medio.

Aunque no es la talla lo que las define, su tamaño físico o la cantidad de habitantes viene asociado a su función; y su tamaño depende de cada una de las regiones geográficas del mundo. Una ciudad europea de 30 mil habitantes, con universidad y hospital, o una ciudad mucho mayor de más de 1 millón de habitantes en China no son ciudades grandes.

En el contexto mundial las ciudades menores de 1 millón de habitantes, según datos oficiales de Hábitat de Naciones Unidas, tienen más del 62% de la población urbana del planeta. O sea, dos de cada tres habitantes urbanos. Como además están ligadas a todas las regiones del mundo, donde tal vez no haya una gran ciudad pero sí hay una de esa escala y rol intermediario, deben tener mayor presencia como centros de cultura, de promoción de sus territorios.

En la urbanización mundial las ciudades de tamaño medio y de rol o función intermedia no son tenidas en cuenta suficientemente por las instituciones internacionales. Pero en ambos casos sus servicios se ofrecen a sus habitantes, además de ofrecer a aquellos de los territorios de alrededor. Su rol es intermediario.

¿Qué oportunidades ofrece esta tipología de ciudades?

Los planes de urbanismo en ciudades de esa escala son -o pueden- ser mucho más ajustados a las condiciones de su territorio y de su ambiente. Es decir, pueden ser planes más detallados en relación a las oportunidades de ese lugar. Son planes más proyecto. Por ejemplo, la planificación de un parque a lo largo del río o del arroyo de esa ciudad media, en ese lugar concreto, puede ser pensada más a escala del proyecto.

Ello facilita visualizar mejor qué potenciales de transformación positiva tienen los espacios y lugares de las ciudades, y además cómo pueden estar abiertos y ligados a los territorios y a los pobladores de su entorno. En la mejor relación entre las ciudades y sus territorios está la condición de una mejor ordenación territorial.

De este modo es posible poner en valor los elementos del paisaje, la productividad agrícola y los recursos locales, para que a través de sus ciudades tengan mejores flujos y relaciones globales, dentro de una economía mundializada. En función de ello se puede hacer un urbanismo de mayor calidad para favorecer el valor de cada lugar, de cada ciudad. Esto permite generar un urbanismo más favorable para el desarrollo.

¿Cómo observa a Buenos Aires desde esa perspectiva?

El urbanismo es una disciplina muy amplia, que va más allá de redactar planes para las ciudades. En realidad, las ciudades se construyen más allá de los planes. Tanto por los pobladores, en sus periferias, como por los promotores y los grandes inversores en los lugares centrales. Por ello hay mucho más urbanismo que el de la planificación. Son las funciones de gestión, transformación y de proyecto urbano. El urbanismo debe dar respuesta a procesos no solo de nuevo crecimiento o extensión ni solo a los procesos de transformación urbana, sino también a las mejoras de diversas partes existentes de las ciudades.

En ese sentido, Buenos Aires está compuesta no solo por la Ciudad capital, con un tamaño y funciones centrales. Además hay un amplio conjunto de ciudades intermedias que realizan funciones de intermediación con las ciudades y los territorios del entorno.

La ordenación del Gran Buenos Aires no puede verse solo en términos de gran ciudad. Hay que entender que la periferia, que las municipalidades del conurbano, son ciudades de rol intermediario y están abiertas y ligadas al territorio de la pampa húmeda, de las chacras, de las producciones de tipo rural, por ello no se puede pensar en el Gran Buenos Aires solo hacia dentro, si no también hacia fuera.

¿De qué modo debe gestionarse este tipo de ciudades?

En las condiciones actuales de nuestro planeta ningún urbanista puede dejar de pensar en cómo mejorar y transformar lo urbano frente al cambio climático y a la perdida de diversidad de la Tierra. Nuestro objeto de trabajo es el espacio vital, lugar común con muchas otras profesiones, como los biólogos, los naturalistas, pero no solo ellos, los filósofos, los abogados, los ingenieros, y otros muchos. Pienso en los comunicadores y pienso incluso en los políticos. Pienso que las premisas deben ser transversales.

No hay unas teorías únicas. Sí hay componentes y saberes que nuestra profesión debe aportar en los trabajos del urbanismo, como son la escala de las operaciones, los trazados en relación a las condiciones de topografía, la forma urbana y sus relaciones con las condiciones ambientales, los materiales, las tradiciones, pero además con los elementos simbólicos de cada lugar, los estándares y las normativas u ordenanzas, los planes y otros instrumentos que son más apropiados para situar el urbanismo sobre el suelo de cada lugar concreto.

No debe perderse de vista que la formación de las ciudades se produce en un lugar, podemos decir que es local, aunque tenga que ser ligada a funciones, símbolos y procesos más globales. No me quedo bien con la frase ‘pensar global para actuar local‘. Me gusta más la idea de pensar local y global para construir lo local y lo global. Una ciudad es una parte del planeta siempre. Es local y es global siempre.

Josep María Llop-Torné

Es arquitecto y urbanista de la Universidad Politécnica de Cataluña, España. Ha realizado estudios de posgrados sobre ordenación del territorio.

Ha desarrollado su trabajo profesional en la gestión del urbanismo local. Integró los equipos de formulación de los planes municipales del ayuntamiento de Lleida -por el cual recibió el primer premio de urbanismo de Cataluña- y de Mataró (Barcelona) y del Plan General Metropolitano de Barcelona.

Es profesor e investigador sobre estudios urbanos territoriales de ciudades intermedias. Tiene varias publicaciones y coordinó-editó el libro común de URB-AL (Urbanización en América Latina) sobre los “Instrumentos de redistribución de la renta urbana”.

Un caso de ciudad intermedia

Lobos es una ciudad de 30 mil habitantes, situado a 100 kilómetros al sudoeste de la ciudad de Buenos Aires. Se encuentra en la frontera entre el proceso de metropolización y el interior rural bonaerense. Desde esta perspectiva, y con el propósito de repensar el papel a jugar como ciudad intermedia en el contexto regional, tiene en elaboración el Plan Estratégico Lobos 2020. A grandes rasgos, impulsa diferentes estrategias:

-Estrategias Macroterritoriales: de protección del patrimonio rural, de protección de la biodiversidad, de protección de recarga del acuífero, de evaluación de impacto de toda nueva actividad, de directrices comunes entre municipios linderos, de integración de las localidades rurales del partido.

-Estrategias Intralocales: de equiparación de prestación de servicios y equipamientos, de promoción del turismo regional e internacional, de expansión cero de la trama urbana, de fortalecimiento de las subcentralidades, de desarrollo de parques lineales sobre los cursos de agua, de reactivación de zonas degradadas.

Publicado el 22 de enero de 2009 en El Cronista Comercial, Suplemento de Arquitectura
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