"Ciudades prêt à porter” es un concepto que aplicamos al urbanismo, a la planificación urbana y en la generación de conocimiento, intercambio y debate sobre las ciudades.

Estrategias metropolitanas


En un nuevo marco global donde las ciudades compiten entre sí, la planificación estratégica surgió como la herramienta técnico-política para ganar la guerra por la eficiencia. En una entrevista exclusiva, el arquitecto José Miguel Fernández Güell, docente de la Universidad Politécnica de Madrid y autor del libro “Planificación Estratégica de Ciudades”, explica los alcances de este innovador enfoque y cuenta cómo se crean ciudades más habitables y más competitivas en la escala regional.

La guerra entre ciudades la gana el que mejor planifica

¿Cómo surgió la planificación estratégica de ciudades?

Surgió en los años 80 en los Estados Unidos, a partir del Plan Estratégico de San Francisco y rápidamente se difundió por todo el país. Al poco tiempo le siguieron muchos otros países europeos, con particular intensidad España. Su rápida difusión respondió a las necesidades latentes en las comunidades urbanas, relacionadas con un nuevo orden económico de naturaleza globalizadora que dejó expuestas a muchas ciudades a una fuerte competencia internacional.

Asimismo, la planificación urbana tradicional estaba atravesando una profunda crisis, que reflejaba claramente sus limitaciones para afrontar los nuevos retos. Y por encima de todo, se detectaban unas crecientes demandas sociales para mejorar la agilidad, participación y transparencia de los procesos de planificación. En otras palabras, el contexto socioeconómico de las ciudades reclamaba nuevos enfoques que renovaran los instrumentos urbanísticos tradicionales.

¿Cómo define a este nuevo enfoque de la planificación?

Es un proceso sistemático, creativo y participativo que sienta las bases de una actuación integrada a largo plazo. Define el modelo futuro de desarrollo de una ciudad, formulando estrategias y cursos de acción para alcanzar dicho modelo. Para ello establece un sistema continuo de toma de decisiones e involucra a los agentes locales a lo largo de todo el proceso.

Este tipo de planificación supone una verdadera movilización de la comunidad hacia objetivos compartidos por todos. Esto conlleva a prestar mucha atención a los aspectos de comunicación, concientización y participación de la sociedad civil frente al control excesivo de las administraciones públicas y a la especulación de los agentes inmobiliarios. De modo que es capaz de regenerar a la planificación urbana tradicional, que se encuentra subsumida en una situación de estancamiento metodológico.

No obstante, y a pesar de las diferencias existentes entre planificación estratégica y tradicional en el ámbito urbano, no debe buscarse el enfrentamiento entre ambos procesos. El objeto de la planificación estratégica es complementar y no suplantar a la planificación sectorial de corte tradicional. Su utilización conjunta ayuda a integrar actividades, asegurando que las guíe un propósito y una dirección común.

¿Cuáles son los beneficios que ofrece para la gestión urbana?

Una visión global e intersectorial a largo plazo y capacidad de identificar tendencias y descubrir oportunidades, de formular objetivos prioritarios sobre los cuales se deberán concentrar los recursos limitados, de generar un compromiso comunitario para la acción y fortalecer el tejido social, de promover la coordinación entre instituciones públicas, y de estimular el diálogo y el debate interno.

Por otro lado, una planificación estratégica mal concebida y aplicada puede conllevar una serie de riesgos que deben evitarse, como dar excesiva importancia a los temas económicos, generalizar los análisis técnicos, abusar del enfoque negociador, no coordinar los planes públicos con los empresariales. Es particularmente riesgoso desestimar la continuidad del proceso porque sus resultados afloran a medio plazo.

¿Cuál es la experiencia que recoge de América latina?

El contexto de América latina en los años 90 resultó particularmente receptivo a la planificación estratégica. Grandes ciudades como Santiago de Chile, Río de Janeiro, Montevideo, Bogotá; pero también muchas de rango intermedio, como Rosario, Córdoba y Rafaela en Argentina, emplearon la planificación estratégica con el ánimo de reforzar su posición en la red de ciudades globales. Reflejaron la intensa preocupación de estas ciudades por los temas sociales y las infraestructuras básicas, así como por la oportunidad de crear capital social y reforzar el tejido social.

Evidentemente, su capacidad productiva y de innovación no estaba a la altura de las verdaderas metrópolis globales; y adicionalmente, por su gigantismo urbano y las problemáticas sociales que en allí se reproducen, debieron enfrentar retos particulares, sobre todo en el ámbito económico, de cara al futuro.

En un proyecto de investigación realizado hace unos pocos años para el Banco Interamericano de Desarrollo establecimos que las metrópolis de América latina están marcadas por unas características propias en cuanto a su estructura espacial y socioeconómica, fruto de la génesis histórica de la región. E identificamos una serie de cuestiones críticas que deberían abordar, más allá del tipo de planificación que se aplique. Entre ellas, consideramos que el mayor desafío es comprender el fenómeno metropolitano, para poder establecer nuevos modelos de gobernabilidad para esa gran escala.

Publicado el 17 de julio de 2008 en El Cronista Comercial, Suplemento de Arquitectura
Para acceder a la nota online, clik aquí

No hay comentarios:

Publicar un comentario